Un blog que atrape en una sola mirada debe tener un estilo propio singular, categorías bien definidas y espacios en blanco que no saturen ni cansen la vista de los visitantes. Y estar bien escrito y con un diseño web atractivo.
Elige una paleta de colores restringida a dos o tres que sean complementarios. Sé elegante y minimalista.
Redacta titulares y encabezados informativos con keywords que resuelvan dudas y necesidades de tu público objetivo en una sola palabra o frase significativa.
La tipografía ha de ser legible y clara. Huye de barroquismos y complejidades estéticas innecesarias.
Comprime y optimiza las imágenes para agilizar la velocidad de carga de tu blog. Ganar o perder potenciales clientes es cuestión de milisegundos en el vasto universo internet.
Incluye vídeos de YouTube que amenicen la estancia en tu hogar-blog.
Busca la complicidad con tu audiencia potencial con llamadas a la acción sutiles, nunca invasivas o repetitivas.
Diseña una navegación intuitiva que permita una experiencia de usuario fácil y coherente. No crees rutas o itinerarios excesivamente intrincados y aburridos. Ve al grano.
Escribe sumarios entre el texto, que jamás debe ser largo ni compuesto con párrafos interminables.
Destaca los datos de información de máximo interés para tus objetivos comerciales. No dejes para el final lo más importante.
Piensa en diseños visuales que sean compatibles (responsive) con teléfonos móviles inteligentes y tablets.